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30 de Marzo 2006

Memorias de una Geisha

Me encanta esa película. Es una de esas películas que no paras de verla, la quieres tener en dvd, quieres su libro, etc.

Siempre, cuando he visto una película de cuyo libro ya he leído, termina gustándome más el libro que lo que veo de película. Pero en este caso, no. Me han encantado ambas por igual.

De la película, lo que más me fascina, no es la trama de la historia en sí, sino la elegancia, las costumbres, etc.

El libro, hace tiempo que me lo leí, nos lo prestaron hace mucho tiempo y lo leimos mi madre, mi hermana y yo. Así que, ya sé cuál será mi nuevo libro-fichaje, jejeje.

Hoy ha sido un día bastante aburrido. Para colmo, el cielo se comenzó a nublar, y los días nublados me ponen triste. Que todo sea, para llenar los embalses.

Los granujillas (la camada de gatitos), ya han comenzado a campear un poquito por la casa. La verdad que, son una monada. Ya no tienen los ojos malitos, los abren perfectamente y, poco a poco se van sosteniendo mejor sobre sus 4 patitas. En cuanto pueda, añadiré alguna otra foto de ellos a mi blog, para guardarlos en el recuerdo.

De ánimo, estoy muy bien. Este sábado me voy a ir a la pelu a cortarme las melenas, que ya es hora. A ver cuál es el resultado! jajaja.

Escrito por Marlaria a las 7:56 PM | Comentarios (0)

5 de Enero 2006

Hoy va de libros

Por fin me entró las ganas de leer nuevamente, supongo que va por etapas.

Ahora mismo, estoy tratando de terminar el libro de la conspiración de Dan Brown. Se me ha retrasado tremendamente la lectura, porque se me ha hecho muy pesado.

De entre los tres libros de este autor: El código Da vinci, Ángeles y Demonios y La conspiración. El que más me ha gustado es el segundo, aunque el primero también ha pintado muy bien. Pero con el tercero, el autor no tiene el mismo, no aborda la temática "histórica" que en los anteriores.

El libro que persigo actualmente, y que aun no voy a comprar porque prefiero terminar primer los exámenes, es: El Reino del dragón de Oro, Isabel Allende

Me han dicho que pintamuy bien, y lo cierto es, que ya tengo ganas de introducirme en el mundillo del dragón de oro, ji ji.

Otro de los libros que me han gustado mucho, y que por cierto, tuvo premio planeta, ha sido: Un milagro en equilibro, ETXEBARRIA, LUCIA....Uff, espero volver a leerlo, merece la pena repetirlo.

Escrito por Marlaria a las 12:56 AM | Comentarios (0)

26 de Junio 2005

La conspiración

Ya tengo ganas de comenzarme a leer este libro, espero que, dan brown vuelva a sorprenderme con sus letras y, como viene a ser constumbre, que me sorprenda con su final.

Ahora, estoy terminándome el libro de "alegatos de los gatos literatos", y la verdad que me he reido bastante, es altamente recomendable para quien tenga en tan mal concepto un gato, ahí se darán cuenta loq eu realmente es un gato. Yo, tengo 4, y lo cierto que sí que son así...es un libro altamente entretenido que no defraudará, de verdad :)

Escrito por Marlaria a las 11:15 PM | Comentarios (0)

2 de Marzo 2005

Un milagro en Equilibrio (2º)

Bueno, veo que no se ha oido hablar mucho de el, asi que os comento para quien le pueda interesar.

Su título, como dije, es "un milagro en equilibrio" cuya autora es Lucía Etxebarría. Es un libro que ha ganado el premio planeta 2004.

(Lizzie, me alegro que te gustara el libro de angeles y demonios, también hay otro de ese mismo autor que se titula "El código Da vinci", también esta muy interesante, Aunque el que más me gusto a mi fue el de ángeles y deominos ji ji)

A continuación, pongo un breve resumen y opinión crítica que encontré por internet

Con un lenguaje a caballo entre lo literario y lo cotidiano, en 'Un milagro en equilibrio' (Planeta, 2004), Lucía Etxebarría nos relata la historia de Eva Agulló, una escritora que se ha dado a conocer por sus trabajos de encargo, y no por sus auténticos ensayos literarios, así como por su conocida adicción al alcohol. La historia tiene una estructura circular, a pesar de no seguir un recorrido lineal en el relato de los acontecimientos que marcan la vida de Eva Agulló. Son la vida y la muerte las que abren y cierran esta apasionante novela, con la muerte de un profesor de literatura de Eva, José Merlo, y el nacimiento de la hija de ésta, Amanda. Se trata de una obra que intercala episodios de su vida con una carta a modo de diario, un diario que Eva Agulló, dedica a su hija y que inspira una profunda reflexión sobre su propia vida y su persona, para que tiempo después, su "nena", conozca tantas cosas que ella quizá nunca recuperaría sobre su madre, y porque "...los fetos pueden comunicarse con la madre desde el útero...".

Lucía Extebarría vierte una cantidad de temas trascendentes sobre la historia, acerca de la persona, la maternidad, el abuso de alcohol, el maltrato, los complejos personales, la familia, la soledad, la necesidad de huir de los problemas..., y en definitiva, sobre la vida misma. Toda persona, en algún momento proyecta una imagen de sí distinta de la realidad más profunda de cada ser, en un intento de conseguir el respeto y la aceptación de los demás, incluso de la familia. Y cómo todos estamos enfrentados a nuestro "yo" dialéctico, somos dos personalidades encerradas en un mismo alma, un alter ego subconsciente. El hecho de que Eva tenga una hija supone el acto más egoísta de todos, pues es, en definitiva, lo que la mueve a rehacer su vida, a pensar por sí y para otro ser más importante que uno mismo. Es un intento alentador de sobreponerse a los infortunios de las circunstancias, para abrazarse de nuevo a la vida.

Eva nos relata desde sus amistades e inquietudes en la facultad, sus experiencias como escritora, sintiéndose profundamente frustrada, sus pasiones y delirios a lo largo de los años, así como sus más profundos sentimientos en momentos que marcan la vida de una persona: el amor, el desamor, la maternidad, la muerte de una madre... Los malos tratos y la autoridad son temas sobre los que también reflexiona la autora, en boca de la protagonista. A lo largo de su vida, Eva siempre se ha decantado por hombres, que aparentemente fueran creativos e interesantes, músicos, artistas... aunque también, profundamente narcisistas, egoístas y maltratadores, incluso ejerciendo violencia sobre la propia Eva, hasta entender el verdadero significado del amor, más pausado, más maduro, más tranquilo. Eva revive su vida porque quiere que el día de mañana su hija sepa quién era su madre, qué anhelaba y qué sentía, por qué gozaba y por qué sufría. El hecho de ser madre, y todo el periodo de reflexión que supone el embarazo, le suscita una introspección exhaustiva sobre su propia familia, sus padres, sus hermanos, la educación, e intentar como madre "...no convertirte en un apéndice de mi persona, ni en un vehículo de mis ambiciones, ni en un espejo para mis vanidades...".

"Ojalá, Amanda, tú seas una mujer de acción y no de sentimiento, porque el que siente no avanza, se queda paralizado en medio de la vida sin atreverse a avanzar, porque el mundo, Amanda, es patrimonio de quien impone su voluntad a sus emociones, porque la vida es una guerra y cada día una batalla".

A mi parecer, el comienzo del libro está bastante interesante. Digamos que las primeras hojas quizás cuesta pillarle la forma de hablar, pero luego según te lo vas leyendo, engancha, no solo por su forma de escribir que se expresa como hablamos dos personas que se cuentan algo, sino la propia historia.

Escrito por Marlaria a las 9:55 PM | Comentarios (6)

Un milagro en equilibrio

Es el libro que me estoy leyendo ahora...Ya comentare cómo me parecio..

Alguien lo ha leido u oido hablar?

Escrito por Marlaria a las 2:29 PM | Comentarios (2)

9 de Diciembre 2004

Tom Hanks protagonizará la película "El código Da Vinci"

El actor estadounidense Tom Hanks protagonizará la versión cinematográfica del bestseller "El código Da Vinci", informó hoy la publicación especializada "Hollywood Reporter".

Hanks interpretará a Robert Langdon, el profesor que en la novela desentraña el misterio del Santo Grial, en un film dirigido por el equipo ganador del Oscar compuesto por el director Ron Howard y el productor Brian Grazer. Akiva Goldsman está escribiendo el guión.

"Tom es un actor muy interesante para verlo pensando", señaló Howard, en declaraciones que cita el "Hollywood Reporter": "Probablemente no necesitamos su caché desde un punto de vista de la taquilla, pero le da legitimidad instantánea a Langdon".

Escrito por Marlaria a las 1:54 AM | Comentarios (1)

31 de Octubre 2004

Ángeles y Demonios

Ese es el libro que me estoy leyendo ahora (y estoy terminando). Su autor, como muchos sabeis, es Dan brown.

Me está pareciendo bastante interesante, tanto o mas como el primero titulado: "El código Da vinci".

Muchos me han preguntado si es una continuación del primero, así que aquí también lo voy a aclarar. No, no es una continuación, es una nueva aventura del mismo protagonista. Eso significa, que te puedes leer cualquiera de los dos.

Yo personalmente,os lo recomiendo.

He estado mirando por internet, información del ligro, y hace unos meses pusieron un adelanto del principio del libro por si alguien está interesado en querer leerlo. Aquí os pongo su comienzo...

(Por cierto, Javi..te quiero :P)

Aquí os pongo ese adelanto que plasmaron en internet sobre el libro...

Desde los escalones superiores de una galería ascendente de la Gran Pirámide de Gizeh, una joven rió y le llamó.
–¡Date prisa, Robert! ¡Sabía que hubiera tenido que haberme casado con un hombre más joven!
Su sonrisa era mágica.
El hombre se esforzó por acelerar el paso, pero sentía las piernas como si fueran de piedra.
–Espera –suplicó–. Por favor...
A medida que subía, su visión se iba haciendo más borrosa. Sus oídos martilleaban. ¡He de alcanzarla! Pero cuando volvió a levantar la vista, la mujer había desaparecido. En su lugar había una anciana desdentada. El hombre bajó la mirada, y en sus labios se dibujó una mueca de soledad. Después lanzó un grito de angustia que resonó en el desierto.
Robert Langdon despertó de su pesadilla sobresaltado. El teléfono de la mesita de noche estaba sonando. Aturdido, lo descolgó.
–¿Diga?
–Estoy buscando a Robert Langdon –dijo una voz masculina.
Langdon se incorporó en la cama y trató de pensar con claridad.
–Soy... Robert Langdon.
Consultó el reloj digital. Eran las cinco y dieciocho minutos de la mañana.
–Debo verle cuanto antes.
–¿Quién es usted?
–Me llamo Maximilian Kohler. Soy físico de partículas discontinuas.
–¿Cómo? –Langdon era incapaz de concentrarse–. ¿Está seguro de que soy el Langdon que busca?
Es usted profesor de iconología religiosa en la Universidad de Harvard. Ha escrito tres libros sobre simbología y...
–¿Sabe qué hora es?
–Le ruego me disculpe. Tengo algo que ha de ver. No puedo hablar de ello por teléfono.
Un gemido escapó de los labios de Langdon. No era la primera vez que le ocurría. Uno de los peligros de escribir libros sobre simbología religiosa eran las llamadas de fanáticos religiosos, deseosos de que les confirmara la última señal de Dios. El mes pasado, una bailarina de striptease de Oklahoma había prometido a Langdon el mejor sexo de su vida si iba a verificar la autenticidad de una cruz que había aparecido como por arte de magia en las sábanas de su cama. El sudario de Tulsa, lo había llamado Langdon.
–¿Cómo ha conseguido mi número?
Langdon intentaba ser educado, pese a la hora.
–En Internet. La página web de su libro.
Langdon frunció el ceño. Sabía perfectamente que la página web no incluía el número telefónico de su casa. Era evidente que el hombre estaba mintiendo.
–He de verle –insistió el desconocido–. Le pagaré bien.
Langdon se estaba enfadando.
–Lo siento, pero le aseguro...
–Si parte ahora mismo, podría estar aquí a las...
–¡No voy a ir a ninguna parte! ¡Son las cinco de la mañana!

Langdon colgó y se derrumbó sobre la cama. Cerró los ojos e intentó dormir de nuevo. Fue inútil. El sueño estaba grabado a fuego en su mente. Se puso la bata desganadamente y descendió las escaleras.
Robert Langdon paseó descalzo por su casa victoriana de Massachusetts y tomó su remedio habitual contra el insomnio, un chocolate caliente. La luna de abril se filtraba por las ventanas y mañana las alfombras orientales. Los colegas de Langdon a menudo comentaban en broma que la casa parecía más un museo de antropología que un hogar. Las estanterías estaban atestadas de objetos religiosos de todo el mundo: un ekuaba de Ghana, un crucifijo de oro de España, un ídolo de las islas del Egeo, incluso un peculiar boccus tejido de Borneo, el símbolo de la eterna juventud de un joven guerrero.
Cuando Langdon se sentó sobre la tapa de un baúl maharishi de latón y saboreó el chocolate caliente, se vio reflejado en el cristal de una de las ventanas. La imagen estaba distorsionada y pálida... como un fantasma. Un fantasma envejecido, pensó, y se recordó con crueldad que su espíritu juvenil estaba viviendo en un cuerpo mortal.
Aunque no era apuesto en un sentido clásico, a sus cuarenta y cinco años Langdon poseía lo que sus colegas femeninas denominaban un atractivo “erudito”: espeso cabello castaño vetea-do de gris, ojos azules penetrantes, voz profunda y cautivadora, y la sonrisa alegre y espontánea de un deportista universitario. Buceador del equipo universitario, Langdon todavía conservaba el cuerpo de un nadador, un físico envidiable de metro ochenta que mantenía en forma con cincuenta largos al día en la piscina de la universidad.
Los amigos de Langdon siempre le habían considerado un enigma, un hombre atrapado entre siglos. Los fines de semana podía vérsele en el patio de la facultad vestido con tejanos, hablando de gráficos por ordenador o de historia de las religiones con los estudiantes; en otras ocasiones, aparecía con su chaleco de cuadros Harris en tonos vistosos, fotografiado en las páginas de revistas de arte en inauguraciones de museos, donde le habían pedido que dictara una conferencia.
Pese a ser un profesor riguroso y un amante de la disciplina, Langdon era el primero en abrazar lo que él denominaba el “arte perdido de pasarlo bien”. Se entregaba a la diversión con un fanatismo contagioso que le había granjeado la aceptación fraternal de sus estudiantes. Su mote en el campus (“El Delfín”) era una referencia tanto a su naturaleza afable, como a su legendaria habilidad para zambullirse en una piscina y burlar a todo el equipo contrario en un partido de waterpolo.

Mientras contemplaba la oscuridad con aire ausente, el silencio de su casa se vio perturbado de nuevo, esta vez por el timbre de su fax. Demasiado agotado para enojarse, Langdon forzó una carcajada cansada.
El pueblo de Dios, pensó. Dos mil años esperando a su Mesías, y siguen tan tozudos como una mula.
Llevó el tazón vacío a la cocina y se encaminó pausadamente a su estudio chapado en roble. El fax recién llegado esperaba en la bandeja. Suspiró, recogió el papel y lo miró.
Al instante, una oleada de náuseas le invadió.
La imagen que mostraba la página era la de un cadáver humano. El cuerpo estaba desnudo, y tenía la cabeza vuelta hacia atrás en un ángulo de ciento ochenta grados. Había una terrible quemadura en el pecho de la víctima. Le habían grabado a fuego una sola palabra. Una palabra que Langdon conocía bien. Muy bien. Contempló las letras con incredulidad.

–Illuminati –tartamudeó, con el corazón acelerado. No puede ser...
Lentamente, temeroso de lo que iba a presenciar, Langdon dio la vuelta al fax. Miró la palabra al revés.
Al instante, se quedó sin respiración. Era como si le hubiera alcanzado un rayo. Incapaz de dar crédito a sus ojos, volvió a girar el fax y leyó la palabra en ambos sentidos. –Illuminati– susurró.
Langdon, estupefacto, se dejó caer en una silla. Poco a poco, sus ojos se desviaron hacia la luz roja parpadeante del fax. Quien había enviado el fax estaba todavía conectado, a la espera de hablar. Langdom contempló la luz roja parpadeante durante largo rato.
Después, tembloroso, descolgó el auricular.
–¿He captado ahora su atención? –dijo la voz masculina cuando Langdon contestó por fin.
–Sí, ya lo creo. ¿Quiere hacer el favor de explicarse?
–Intenté decírselo antes. –La voz era precisa, mecánica–. Soy físico. Dirijo un laboratorio de investigaciones. Se ha cometido un asesinato. Usted ha visto el cadáver.
–¿Cómo me ha localizado?
Langdon apenas podía concentrarse. Su mente huía de la imagen del fax.
–Ya se lo he dicho. Internet. La página web de su libro El arte de los Illuminati.
Langdon intentó serenarse. Su libro era prácticamente desconocido en los círculos literarios dominantes, pero tenía un buen número de seguidores internautas. No obstante, la afirmación del desconocido era absurda.
–Esa página carece de información de contacto –explicó Langdon–. Estoy seguro.
–Tengo gente en el laboratorio muy experta en extraer información de la Red.
El escepticismo de Langdon no disminuía.
–Da la impresión de que su laboratorio sabe mucho sobre la Red.
–Por fuerza –replicó el hombre–. Nosotros la inventamos.
Algo en la voz del hombre reveló a Langdon que no estaba bromeando.
–He de verle –insistió el desconocido–. No podemos hablar de este asunto por teléfono. Mi laboratorio está a sólo una hora en avión de Boston.
Langdon analizó el fax que sostenía en la mano a la tenue luz del estudio. La imagen era impresionante, pues tal vez representaba el hallazgo epigráfico del siglo, una década de sus investigaciones confirmada en un solo símbolo.
–Es urgente –apremió la voz.

Los ojos de Langdon estaban clavados en el sello. Illuminati, leyó una y otra vez. Su trabajo siempre se había basado en el equivalente simbólico de los fósiles (documentos antiguos y rumores históricos), pero esta imagen era actual. Tiempo presente. Se sintió como un paleontólogo que se encontraba cara a cara con un dinosaurio vivo.
–Me he tomado la libertad de enviarle un avión –dijo la voz–. Llegará a Boston dentro de veinte minutos.
Langdon sintió la garganta seca. A una hora de vuelo...
–Le ruego que perdone mi atrevimiento –dijo la voz–. Le necesito aquí.
Langdon contempló otra vez el fax, un antiguo mito confirmado en blanco y negro. Las implicaciones eran aterradoras. Miró por la ventana. La aurora empezaba a insinuarse entre los abedules del patio trasero, pero la vista parecía algo diferente esta mañana. Cuando una extraña combinación de miedo y júbilo se apoderó de él, Langdon comprendió que no tenía elección. [...]

El aspecto del cadáver era espantoso. El difunto Leonardo Vetra yacía de espaldas, desnudo, y la piel había adquirido un color gris azulado. Los huesos del cuello sobresalían en el punto donde los habían roto, y tenía la cabeza girada por completo hacia atrás. La cara no se veía, aplastada contra el suelo. El hombre estaba tendido sobre un charco congelado de su propia orina, y el vello que rodeaba sus genitales encogidos estaba salpicado de escarcha.
Sobreponiéndose a la náusea que la vista del cadáver le producía, Langdon se obligó a que sus ojos se posaran sobre el pecho de la víctima. Aunque había examinado la herida simétrica una docena de veces en el fax, ésta era infinitamente más impresionante en vivo. La carne, levantada y quemada, estaba perfectamente delineada y el símbolo formado sin mácula. Langdon se preguntó si el intenso escalofrío que recorría su columna vertebral se debía al aire acondicionado o al asombro que le embargó cuando captó el significado de lo que estaba mirando. Su corazón se aceleró cuando caminó alrededor del cadáver y leyó la palabra al revés, lo cual reafirmaba el genio de la simetría. El símbolo se le antojó aún menos concebible ahora que lo miraba.
–¿Señor Langdon?
Langdon no le oyó. Estaba en otro mundo, su mundo, su elemento, un mundo en el que la historia, el mito y la realidad colisionaban e inundaban sus sentidos. Los engranajes giraban.
–¿Señor Langdon?
Los ojos de Kohler le sondeaban, expectantes.
Langdon no levantó la vista. Su atención estaba concentrada por completo.
–¿Ha averiguado algo ya?
–Sólo lo que tuve tiempo de leer en su página web –respondió Kohler–. La palabra Illuminati significa “los iluminados”. Es el nombre de una hermandad antigua.
Langdon asintió.
–¿Había oído el nombre antes?
–No, hasta que lo vi grabado en el cuerpo del señor Vetra.
–¿Lo buscó en Internet?
–Sí.
–Y encontró cientos de referencias, sin duda.
–Miles –dijo Kohler–. Su página web, no obstante, contenía referencias a Harvard, Oxford, un reputado editor y una lista de publicaciones relacionadas. Como científico, he llegado a aprender que la información sólo es tan válida como su origen. Sus credenciales parecían auténticas.
Los ojos de Langdon seguían clavados en el cadáver. Kohler no dijo nada más. Esperó a que Langdon arrojara alguna luz sobre lo sucedido. Langdon alzó la vista y paseó la mirada por el piso.
–¿Y si hablamos en un lugar más cálido?
–Esta habitación es perfecta. –Kohler parecía indiferente al frío–. Hablaremos aquí.
Langdon frunció el ceño. La historia de los Illuminati no era nada sencilla. Moriré congelado intentando explicarla. Contempló de nuevo la marca, asombrado.

Aunque las referencias sobre el emblema de los Illuminati eran legendarias en la simbología moderna, ningún erudito lo había visto. Antiguos documentos describían el símbolo como un ambigrama, lo cual quería decir que se podía leer en ambos sentidos. Y si bien los ambigramas eran habituales en la simbología (esvásticas, ying y yang, las estrellas judías, cruces sencillas), la idea de que una palabra pudiera convertirse en un ambigrama parecía imposible. Los expertos en simbología modernos habían intentado durante años imprimir a la palabra “Illuminati” un estilo perfectamente simétrico, pero había fracasado miserablemente. Casi todos los estudiosos habían llegado a la conclusión de que la existencia del símbolo era un mito.
–¿Quiénes son los Illuminati?– preguntó Kohler.
Sí, pensó Langdon, ¿quiénes son, en realidad? Empezó su relato.
–Desde el inicio de la historia –explicó Langdon–, ha existido una profunda brecha entre ciencia y religión. Científicos sin pelos en la lengua como Copérnico...
–Fueron asesinados –interrumpió Kohler–. Asesinados por la Iglesia por revelar verdades científicas. La religión siempre ha perseguido a la ciencia.
–Sí, pero en el siglo XVI, un grupo de hombres luchó en Roma contra la Iglesia. Algunos de los italianos más esclarecidos (físicos, matemáticos, astrónomos) empezaron a reunirse en secreto para compartir sus preocupaciones sobre las enseñanzas equivocadas de la Iglesia. Temían que el monopolio de la “verdad” que ejercía la Iglesia amenazara al esclarecimiento cultural del mundo entero. Fundaron el primer gabinete estratégico científico del mundo, y se autoproclamaron “los iluminados”.
–Los Illuminati.
–Sí –dijo Langdon–. Las mentes más preclaras de Europa... dedicadas a la búsqueda de la verdad científica. Kohler guardó silencio.
–Como es natural, los illuminati fueron perseguidos ferozmente por la Iglesia católica. Los científicos sólo consiguieron salvarse gracias a ritos de extremado secretismo. Corrió la voz entre los estudiosos clandestinos, y la hermandad de los Illuminati creció hasta incluir a eruditos de toda Europa. Los científicos se reunían con regularidad en Roma, en una guarida ultrasecreta que llamaban la Iglesia de la Iluminación. Kohler tosió y se removió en su silla.
–Muchos Illuminati –continuó Langdon– quisieron combatir la tiranía de la Iglesia con actos de violencia, pero su miembro más reverenciado los disuadió. Era pacifista, así como uno de los científicos más famosos de la historia.

Langdon estaba seguro de que Kholer reconocería el nombre. Hasta los no científicos conocían la historia del desventurado astrónomo que había sido detenido y casi ejecutado por la Iglesia cuando proclamó que el Sol, y no la Tierra, era el centro del sistema solar. Aunque sus datos eran incontrovertibles, el astrónomo fue castigado con severidad por insinuar que Dios había colocado a la humanidad en un lugar que no era el centro de Su universo.
–Se llamaba Galileo Galilei –dijo.
Kohler alzó la vista.
–¿Galileo?
–Sí, Galileo era un Illuminatus, y también un católico devoto. Intentó suavizar la posición de la Iglesia sobre la ciencia cuando proclamó que la ciencia no socavaba la existencia de Dios, sino que, antes al contrario, la reafirmaba. En una ocasión, escribió que, cuando miraba por su telescopio los planetas, oía la voz de Dios en la música de las esferas. Sostenía que la ciencia y la religión no eran enemigas, sino aliadas: dos idiomas diferentes que contaban la misma historia, una historia de simetría y equilibrio... Cielo e infierno, noche y día, calor y frío, Dios y Satán. Tanto la ciencia como la religión se regocijaban en la simetría de Dios..., la pugna constante entre luz y oscuridad.
Langdon hizo una pausa, y pateó el suelo para calentar los pies. Kohler se limitó a mirarle.
–Por desgracia –añadió Langdon–, la unificación de la ciencia y la religión era algo que la Iglesia no deseaba.
–Claro que no –interrumpió Kohler–. La unificación habría acabado con la pretensión de la Iglesia de que era el único vehículo mediante el cual el hombre podía comprender a Dios. En consecuencia, la Iglesia juzgó por herejía a Galileo, le declaró culpable y le puso bajo arresto domiciliario permanente. Conozco muy bien la historia de la ciencia. Pero esto sucedió hace siglos. ¿Cuál es la relación de este episodio con Vetra?
La pregunta del millón. Langdon fue al grano.
–La detención de Galileo trastornó a los Illuminati. Se cometieron equivocaciones, y la Iglesia descubrió la identidad de cuatro miembros, a los que capturaron e interrogaron. Pero los cuatro científicos no revelaron nada... ni siquiera bajo tortura.
–¿Tortura?
Langdon asintió.
–Los marcaron a fuego. En el pecho. Con el símbolo de la cruz. Kohler abrió los ojos desmesuradamente, y dirigió una mirada inquieta al cadáver.
–Luego, los científicos fueron brutalmente asesinados, y sus cadáveres abandonados en las calles de Roma, como advertencia a los que pensaban unirse a los Illuminati. Debido al acoso de la Iglesia, los restantes Illuminati huyeron de Italia.
Langdon hizo una pausa. Miró los ojos muertos de Kholer.
–Los Illuminati pasaron a la clandestinidad, donde empezaron a mezclarse con otros grupos de refugiados que huían de las purgas católicas: místicos, alquimistas, ocultistas, musulmanes, judíos. Surgieron unos nuevos Illuminati. Unos Illuminati más oscuros. Unos Illuminati profundamente anticatólicos. Adquirieron un gran poder, mediante el empleo de misteriosos ritos y un secretismo mortal, y juraron que un día se alzarían de nuevo y se vengarían de la Iglesia católica. Su poder creció hasta el punto de que la Iglesia los consideró la fuerza anticristiana más poderosa de la tierra. El Vaticano tildó a la hermandad de Shaitan.
–¿Shaitán?
–Es árabe. Significa “adversario”... El adversario de Dios. La Iglesia escogió una palabra árabe porque lo consideraba un idioma sucio. –Langdon vaciló–. Shaitan es la raíz de la palabra... Satanás.

Escrito por Marlaria a las 2:24 PM | Comentarios (3)

31 de Agosto 2004

El secreto de la Diosa

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Así se titula el libro que me comence a leer la semana pasada, y la verdad que a pesar de que es un poco "fuertecillo" el libro, me he enganchado tanto que ya estoy a punto de terminarlo.

Aqui pongo una ligera Sinopsis para quien tenga interes por buscar un libro:

Diez mil años antes de nuestra era. Grandes cambios climáticos han provocado una escasez de alimentos y la humanidad se ha visto obligada a dejar de ser cazadora para dedicarse a la agricultura y la ganadería. Un matriarcado gobierna en nombre de una diosa mítica; y los hombres, sometidos por el miedo que les infunde la magia femenina, son despojados de sus funciones ancestrales: la caza y la guerra.

Sin embargo, existe un misterio, celosamente guardado, capaz de trastocar el orden establecido: el secreto de la diosa. Todo varón que lo descubra debe morir, porque este conocimiento destruiría el poder de las mujeres.
Ahkim, el huérfano sanguinario, y Uriel, la valerosa guerrera que defiende la tradición ancestral del matriarcado, se convertirán en protagonistas de un enfrentamiento entre los dos sexos. Del resultado de esta pugna dependerá el destino del mundo, tal vez para siempre.

«Ambientada en el neolítico, El secreto de la diosa es una novela que remeda las pasiones, la lucha por el poder y las esperanzas de supervivencia de un grupo humano en plena transformación hacia el origen de los patriarcados.»

Curiosamente, el otro dia Lizzie se conecto en el msn con un nick que me resultaba familiar y era el nombre de una protagonista del libro, asi que tambien se lo esta leyendo y está igual de enganchada que yo...verdad niña? ;) ¿Alguno se anima a leerlo?¿Alguien que lo haya leido para intercambiar impresiones?.

Si alguno se anima a comentar partes del libro, para evitar extropear a quien no se lo ha leido que ponga a comienzo del comentario "CUIDADO" xD. Es un libro bastante interesante de comentar y a lizzie y a mi nos da mucho tema cuando hablamos sobre el.

Otro de los libros que me interesaria mirar es "El reino del Dragon de Oro" de Isabel Allende. Mi economia y la cantidad de libros que tengo aun por leer quizas retrase su compra, jeje. Pero me han hablado muy bien de el tambien ;).


Escrito por Marlaria a las 9:31 PM | Comentarios (9)

14 de Mayo 2004

Libros

¿Os gusta leer? ¿Recomendais algun libro? ;)

A mi si que me gusta,me acabo de terminar de leer el Código Da vinci, os lo recomiendo. Es un libro bastante interesante y no tiene pérdida, de verdad :-), por lo tanto os lo recomiendo.

Tras terminar ese libro, ahora me estoy leyendo uno de un autor que me encanta, tiene por título " El Faraon del desierto", por lo poquito que me he leido me está gustando, además que me ayuda a despejarme un poco.

El autor de ese último libro que os he puesto, se llama Valerio Massimo Manfredi. Quizás os suene de algo, y es que es el autor de las dos partes de "alessandrus". Son los dos primeros libros que comencé a leer de ese autor, que me han encantado y aquí estoy con otro nuevo que tiene también muy buena pinta. Otro de él para quien esté interesado, es "La última legion", me pareció muy interesante y está enfocado en la época romana :-). Me han hablado de otro titulado "El tirano" ¿Alguno lo ha leido? ya me direis :-)

Como podeis comprobar, los tipos de libros que más me gustan leer son los de tipo "historia novelada". Uy y cómo voy a olvidarte de "Los pilares de la tierra" de Ken Follet, un libro muy entrañable.

Libros de misterio y suspense, la verdad que he leido poquitos pero os puedo recomendar a John Grisham ;) A mi madre le ecanta ese escritor. El que me he leido ha sido " El testamento" y pareció bastante interesante. Le gusta mucho mezclar historias de misterio, asesinatos y abogados ;)

En cambio libros de literatura fantástica, no me han llegado a llamar mucho la atención, aunque el señor de los anillos me ha gustado. Supongo que es porque tengo escasa imaginación y prefiero que sean libros enfocados más por parte de la realidad que la ficción (Aunque en el cine prefiero mil veces peliculas de lucha, ciencia ficción, etc ...curioso, verdad? ;) )


Bueno, no e voy a alargar más porque no a todos les gusta leer. A mi me suele dar por leer cuando estoy pensativa y quiero liberarme de todo loq ue tengo a mi alrededor. Me teletransporto je je. Ando un pelin estresada con todo y eso me aisla un poco del mundo :)


Escrito por Marlaria a las 10:42 PM | Comentarios (41)